La noche del 28 de febrero de 1986, en la confluencia de las calles Svea y Tunnel de Estocolmo, el presidente Olof Palme era abatido a tiros y su esposa malherida. Hasta ahí la noticia escueta del magnicidio.
Minutos después la policía está presente en el lugar del crimen e inicia una investigación que ha reunido millones de páginas para resolver un crimen que, hasta hoy. constituye un enigma.
Si pensamos en una piedra lanzada a un lago, que inicia una serie de ondas concéntricas y que buscando el epicentro nos dice dónde desapareció la misma, en el caso Palme en lugar de fijar la mirada en el punto de desaparición de la piedra inicial, se lanzaron múltiples piedras para indicar cual fue el punto de desaparición. Ello generó un conjunto de ondas concéntricas próximas con numerosas resonancias e innumerables armónicos. Cada punto en que desapareció cada piedra “señaladora” generó un foco de investigación, ya fuese “la venta de armas”, “el factor turco”, “el espionaje para una potencia enemiga”, “el loco agresivo solitario”, “la pista policial”…hasta que veinte años después, totalmente frio , el expediente descansa en los archivos la de Policía Nacional sueca.
En su tercera novela del “Declive del Estado del Bienestar” Persson ajusta cuentas y cierra su historia a la par que construye, quizá, la novela más intensa sobre “procedimiento policial” que se haya escrito.
A lo largo de más de 700 páginas Lars Martin Johansson, “el hombre que sabe qué hay a la vuelta de la esquina antes de doblarla”, ahora ya Jefe de la Policía Nacional sueca, dirige una nueva investigación sobre “el caso Palme”. Pero para iniciarla usa “una foto fija del lugar en que cayó la primera piedra”, con lo cual todos los armónicos aparecieron después y las referencias del punto origen están fijas.
Con un equipo de colaboradores, personajes muy bien construidos y un proceso de trabajo metódico y continuado, la búsqueda nos conduce a ese enfrentarse a la verdad “como en un sueño, en el cual uno se siente atrapado en caída libre a la vez que pierde oxigeno y consciencia” y nos hace despertar confusos.
Leif GW Persson ha creado una historia atractiva de principio a fin, con un personaje omnipresente “la Suecia que arrastra la culpa de un magnicidio irresuelto” en donde sus personajes tienen una verosimilitud, algunos esperpénticos, pero todos asumibles en la actual sociedad globalizada. Persson maneja el ritmo, totalmente controlado, pero que te atrapa de tal modo que te hace leerla del tirón. La lectura de esta novela me emplaza a releer la trilogía : “Entre la promesa del verano y el frío del invierno”, “Otro tiempo, otra vida” y esta “En caída libre, como en un sueño”.
Cuando uno termina la historia aparece, recurrente la frase del profesor, que más o menos dice: “la verdad, que muchos buscamos, está oculta para gran parte de nosotros. No todo el mundo tiene derecho a conocer la verdad, a veces por deferencia a ellos mismos y entre otras cosas porque no lo entenderían.”
Sevilla 29-06-09 JDP
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